Hola a todos:

Muchos son los lectores que me preguntan qué son las casadielles, ese postre que con tanto amor prepara Adela, la madre de Gracia San Sebastián y que reparte entre amigos, vecinos y compromisos cada vez que se presenta una ocasión especial. Hoy no sólo voy a contaros qué son sino también cómo se preparan.

Las casadielles son un dulce tradicional asturiano, de estos de la cocina de siempre, de complicada elaboración que se va perdiendo en las casas en las nuevas generaciones y trasladándose a las confiterías.

Dicen algunos que las casadielles son típicas del Carnaval, aunque en Oviedo  y en la cuenca minera yo siempre he visto prepararlas para la Navidad. Por lo menos, en  mi casa, en la de mis tías y en la de vecinas y amigas de mi madre, que durante las fiestas se intercambiaban las casadielles esperando juicio y aprobación. Y es que, como receta familiar que es, cada familia tiene la suya y a mucho orgullo. Yo voy a compartir la de la familia de mi madre, que pasó de generación en generación de mujeres que pasaron gran parte de su vida entre los fogones de la cocina.

Ahora se pueden encontrar en las confiterías en cualquier época del año. Personalmente os recomiendo las de Camilo de Blas, una de las confiterías más emblemáticas de Oviedo. Y si no estáis por allí, siempre podemos recurrir a las envasadas. Podemos encontrarlas en el Corte Inglés, en la zona de productos gourmet.

Y esta es mi receta familiar:

INGREDIENTES:

MASA

  • 600 gr de harina blanca normal.
  • un sobre levadura (A mí me gusta la de Royal, pero cada uno, según sus preferencias)
  • 300 g de mantequilla blanda (a temperatura ambiente). Que sea sin sal.
  • 200 ml de vino blanco (puede ser seco o semi seco)
  • Dos yemas de huevo (grandes)

ENGRUDO (Relleno):

  • 120 g de azúcar
  • 300 gr de nueces picadas
  • 80 ml de moscatel o mistela. En muchas zonas de Asturias se hace con anís, a mí me parecen mucho más suaves con vino dulce. Y si nos gusta mucho el anís: 70 ml de moscatel y 10 ml de anís.
  • 80 ml de agua

PARA FREÍR:

Aceite de girasol (con el aceite de oliva cogen demasiado sabor)

Azúcar glas para envolver.

PREPARACIÓN:

MASA:

En un bol grande mezclamos con unas varillas la mantequilla blandita, el vino, las yemas de huevo y la pizca de sal. Cuando esté uniforme, añadimos la levadura y después vamos añadiendo la harina poco a poco y vamos mezclando con las varillas para que no forme grumos. La cantidad de harina puede ser un poco más o un poco menos de la indicada, depende de cómo la vaya absorbiendo la masa y esto depende de cada harina, no hay dos iguales. La masa irá formando una bola que al final deberemos manejar con las manos.

¿Cuándo sabremos que está lista? Cuando no se pegue a las manos.

Después espolvoreamos una superficie lisa  y amplia con harina y ponemos la bola de masa encima para después extenderla con el rodillo, doblarla sobre sí misma como si fuera un sobre un par de veces y volver a extender con el rodillo.

Si se pega al rodillo es mejor meterla un rato en la nevera para que enfríe y volvemos a intentarlo. Si se sigue pegando podemos añadir un poco más de harina sobre la masa e introducirla bien con el rodillo

Una vez terminada, amasada y que no se pegue, la guardamos en la nevera durante doce horas o más, envuelta en un paño, dentro de un recipiente para que no coja ningún olor.

ENGRUDO:

Molemos las nueces en hasta que queden como una harina un poco más gruesa que la de trigo. Si compramos la nuez molida, es mejor hacerlo en un lugar dónde nos la muelan al momento.

Ponemos el agua a hervir, añadimos el azúcar y el moscatel y bajamos el fuego, removiendo hasta que tengamos un almíbar. Lo dejamos enfriar un poco y añadimos la nuez, removiendo hasta que quede una pasta de nuez. Lo ponemos a enfriar en la nevera y nos olvidamos de las casadielles hasta el día siguiente.

MONTAJE:

Al día siguiente, volvemos a espolvorear harina sobre una superficie uniforme para amasar y extendemos la masa de las casadielles con el rodillo. Tiene que quedar fina, pero que no se rompa. Cortamos cuadrados iguales de unos 10 cm de lado (si las hacemos muy pequeñas quedan con mucha masa y poco engrudo y no están igual de ricas). En en el centro de cada cuadrado de masa ponemos una cucharada generosa de relleno de nuez y formamos un cilindro sellando bien los bordes, tanto los extremos como el longitudinal. Este paso de sellarlo es muy importante, si no quedan bien cerradas se abrirán al freír, saldrá en engrudo y además de saltar muchísimo con el aceite quedarán incomibles.

 FREÍR:

Calentamos el aceite de girasol  (Podemos añadir al aceite un poco de anís estrellado si nos gusta el sabor, pero no es necesario) y freímos las casadielles en el aceite caliente hasta que doren, las escurrimos bien sobre papel de cocina y aún calientes las rebozamos en azúcar glas y las ponemos en la fuente o recipiente dónde vayamos a conservarlas.

Nota: También podemos hacerlas al horno. Están muy buenas, con menos calorías, pero un día es un día y fritas están insuperables. Si quieres probar al horno: pon las casadielles en una fuente cubierta de papel albal cuidando que no se toquen entre sí. En modo horno tradicional (recomendado) precaliéntalo a 200 grados por arriba y por abajo (a 180 grados si es de convección) y hornea las casadielles durante 15 minutos (o menos si el hojaldre se dora antes o es horno de convección)

Las casadielles, sobre todo las fritas, está mucho más ricas frías. Duran varios días, pero al día siguiente de prepararlas están en su mejor momento. Si las guardamos cubiertas por un paño seco, aguantarán mucho más tiempo.

Y ahora solo queda disfrutarlas y, el que quiera, compartirlas con los amigos.