¿Podemos aplicar el modelo Netflix a los libros del futuro? El gran guionista de Hollywood William Goldman, creador de éxitos como La princesa prometida, Dos hombres y un destino o El indomable Will Hunting, dijo una vez:
«Nadie, nadie – ni ahora, ni nunca – sabrá una maldita cosa sobre lo que va o no a funcionar en la taquilla.»
Se equivocaba señor Goldman: Netflix lo hace. Y no antes de estrenar la serie o la película, sino que Netflix sabe lo que va a funcionar antes de escribir el guión de una serie, y lo sabe gracias a Big Data.
¿Qué es Big Data en realidad?
Desde hace unos años oímos hablar de Big Data hasta cuándo vamos a cortarnos el pelo. Unos lo ven como una oportunidad de hacer negocios, otros de mejorar el mundo, otros muchos como una invasión de su intimidad y otros como una excusa para bombardearles a anuncios en internet.
Big Data es una inteligencia artificial diseñada para predecir comportamientos (humanos o no) en base a mucha información recogida y sistemas muy potentes de aplicar la estadística sobre esa información buscando relaciones.
P.ejemplo, cuando buscamos algo en Google para comprar, sea una cinta de correr, unas entradas para el teatro o un par de zapatos, empiezan a aparecer anuncios relacionados con los que hemos buscado y continúan mucho después de que nos hayamos decidido ya. Igualmente, cuando compramos un libro en Amazon, nos aparecen recomendaciones de nuevos libros basados en el género y en el autor, casi siempre con acierto y a veces con menos. Por ejemplo, yo compro mucha novela negra, así que al entrar Amazon me encuentro siempre con una inmensa acumulación de asesinatos, incluso cuando lo que quiera comprar en ese momento sea un paquete de pilas.
¿De dónde ha salido Big Data y la obsesión por acumular información?
Big Data no es nuevo. El ejemplo de éxito más conocido, el que le hizo famoso cuando ninguno de los que no frecuentamos Silicon Valley había oído hablar de él, fue en una cadena de supermercados estadounidense en el 2002. Estos supermercados implantaron un sistema que adivinaba por sus hábitos de compra si las mujeres que estaban embarazadas y les enviaba publicidad por correo. Esta publicidad empezó a llegar a la casa de una familia, dirigida a su hija adolescente. El padre montó en cólera y le dijo a la cadena de supermercados todo lo que enseñamos a los niños que no se debe decir. El asunto saltó a la prensa y contribuyó a la publicidad del big data y a las especulaciones de donde podía llegar. En cambio, el caso no llegó a los tribunales, porque la cadena de supermercados tenía razón y la adolescente efectivamente estaba embarazada.
¿Cuál es el secreto de los nuevos gigantes de la cultura?
En el ámbito de la cultura, Big Data se está aplicando con gran éxito, pero no solo para predecir o recomendar libros o películas, sino para lo que realmente se quería conseguir con Big Data: predecir, y en base a ello, construir.
Netflix diseña sus propias series y películas en base a las series y películas que gustan a los consumidores.
Spotify ya predice la música que va a gustar y la que no y, en base a ello, selecciona nuevos artistas.
Si se aplica a las películas y a las canciones, ¿por qué no a los libros del futuro?
Por supuesto, no es el único sector donde se aplica, ni siquiera es el primero: las compañías telefónicas predicen las averías antes de que ocurran. Facebook predice las rupturas entre parejas, en medicina se utiliza para predecir la ocupación de los hospitales y se está investigando para utilizarlo en el diagnóstico precoz de enfermedades, se utiliza selección de personal, para construir discursos políticos de esos que ganan votantes y un largo etc…
¿Y qué sucede con los libros del futuro? ¿Big Data para leer o Big Data para escribir?
Que Big Data sirve para recomendar libros, lo tenemos claro todos los que compramos libros por internet, pero igual que hace Netflix con las series, ¿sirve para escribirlos?
Por mi trabajo de escritora, conozco muchos editores, que me dicen, como decía Goldman de las películas, que hasta que un libro no sale al mercado es imposible predecir si funcionará o no. Big Data empieza a avisar de que también está llegando al mundo editorial, y que como ocurrió con Goldman, se equivocan.
¿Cuánto falta para que escribamos los libros según lo que Big Data nos dice que les gusta a los lectores? Pocos años. Es cierto que es más sencillo hacerlo con una serie de televisión porque hay más variables, no solo es el guion, es el ritmo, la puesta en escena, los diálogos, los actores, los decorados o la expresión no verbal. Pero es cuestión de tiempo.
Y, una vez que sepamos como es la historia que hay que escribir para convertirse en best seller, ¿Cuánto tardaremos en programar un robot para que lo haga? El robot no imagina, pero con las instrucciones adecuadas, ejecuta, y lo hace más rápido y mejor que el humano. Si quieres saber más sobre robots escritores pincha aquí.
Y la gran pregunta que me surge con todo esto es: si siempre repetimos los mismos patrones, ¿de dónde vendrá la evolución cultural? ¿Veremos y leeremos siempre lo mismo con un simple lavado de cara? ¿Se empobrecerá la cultura hasta ese punto por lograr la venta inmediata? Porque si lo nuevo, lo transgresor, lo diferente, no está a la venta, nadie podrá comprarlo.